viernes, 12 de enero de 2007

Aguas con el Jai Faib (Hi5 pues)

He leido la verdad pocas cosas de toda la cantidad de variables que se puede presentar y sé han sucedido alguna vez en el amplísimo mundo del interné.
Algunas historias –pocas- son de flechazo insoslayable, pero las más, de puesta en peligro del pobre corderito que cree en la “persona” que está al otro lado de la terminal computarizada.
Vaya, esta es una historia que me llegó directo de la, digamos, víctima, a quien le pudo ir peorcito.
En unos días termino la trama de una que creo puede ser mucho más escabrosa.

Bueno, pues aquí les va la historia de “rechazo y acepto, ¿a quien?”

Resulta que a esta guapa amiga, vamos a llamarla “Evodia”, le sucedió que fue conociendo a través del jai faib a un pretenso poco a poco, desarrollando buena amistad.
La cosa fue avanzando y las conversaciones ampliándose por esa vía. Todo pintaba bien.
El desenlace de esa amistad ciberexistente fue que el muchacho –para no variar- le presenta su pretensión amorosa a Evodia y esta, sutilmente, le contesta el clásico “sólo te quiero como amigo”, mismo que, vamos, para un hombre es comparable con “good dog, good dog”... no?
Pues la cosa aparentemente paró ahí con este primer enamorado que, digamos, se dio una buena peladota, pobre, se había ilusionado.

Pero la vida da vueltas, estimados visitantes de este think tank multitemario. Da vueltas y a veces las aristas tienen filitos.

Resulta que la buena Evodia sigue con sus menesteres jai faiberos, en los cuales uno irremediablemente conoce “personas”, para que llegara el momento de que un bato sí le agradó a la convertida-en-caprichosa dama. Pos que le da entrada en plan grande al nuevo sujeto, bien dicen que de la vista (de unas fotos) nace el amor.
Pasa el tiempo y el mancebo en cuestión notifica que se fue a vivir a León, que no tenía teléfonos (*) puesto que su casa y oficina estaban en fase provisional aún, aún con esos quehaceres, invita a nuestra Evodia a que le acompañe a esa ciudad que dicen presume calidad de vida.
Ella, como buena urbanícola del DFctuoso, le acepta la invitación no sin sopesarlo, solo que ya con ganas la niña, pos de conocer al hombre guapetón que se había escondido con la pantalla.

Hasta aquí sin ningún sobresalto la historia, la aceptación de la mujer fue enviada por correo electrónico, respuesta al mismo no llegó.
Cuando AL FIN se encuentra la posmoderna Eva al móndrigo Adán electrónico a través del a veces eficiente messenger, ella obviamente lo inquiere de todo lo ya escrito aquí. Él le dejó ver con una frase como: "ya ves cómo sí me aceptas &%#@*?" su encono.

- fin del telex -

Conclusión: en el caso de esta comunidad virtual, la vista parece engañar. O lo que es lo mismo, la paranoia sí puede servir a veces, mucho ojo, alejométricos amigos.

(*) Efectivamente, si no les dan ni un número de teléfono celular, es altamente probable una charada. Cuidadito.

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